Distorsion electrónica y macabra, acompañada con la voz de una ninfa. La explosión de colores proviene de los poderes mágicos de The Shortwave Set. Esto es “No Social”…
The Shortwave Set
“No Social”
Replica Sun Machine
Wall of Sound, 2008
Un hechicero eléctrico, un guitarrista mágico y una mujer astronauta han encontrado después de una búsqueda intergaláctica, la pradera idílica para una fiesta en ácidos, donde pueden contruir con pop y electro psicodélico, un gran sol mecánico al cual adorar.
Después de su primer álbum The Debt Collector, ésta banda de Londres regresa con Replica Sun Machine. El productor Danger Mouse (Mitad de Gnarls Barkley y culpable del infame Gray Album), enamorado de su música les propuso realizar su nuevo disco en Los Ángeles. La mezcla del genio de Danger Mouse, el esoterismo que rodea a la banda, un sello llamado Wall Of Sound, y los atardeceres californianos han producido un álbum que brilla literalmente con luz propia.
Andrew Pettit y la sueca Ülrika Björsne, se encargan de las guitarras, las vocales y los encantamientos. Mientras que David Farrell manda beats y sampleos de poder, desde su consola. Ellos han calificado su música como “Victorian Funk”; aunque el arte del álbum y su estética delaten su añoranza por una Inglaterra mágica, de damas y caballeros, el sonido es en realidad lejano a los finales del siglo XIX. Ya que están empapados por el rock de atorado entre la segunda mitad de los sesenta y el inicio de los setenta, con un toque electrónico parecido a Broadcast y Air.
“No Social” sin duda se distingue de los demás tracks del álbum. A diferencia de “House of Lies” que recuerda a John Lennon, o “Harmonica” electro-hipnosis que abre el disco; este sencillo es un vaivén de colores entre funk y pop, que reprueba el absurdo: un perro vestido sigue siendo un perro. Es una producción de tantas capas sonoras que termina por abrumar.
The Shortwave Set es una emisora de poco alcance a cuya transmisión se es bienvenido si se logra encontrar entre la gama de frecuencias. Recomendamos buscar la señal detrás de un viejo ropero, o en un anticuario situado en un callejón inesperado. El extraño afortunado que se ponga en sintonía será transportado a un planeta, aunque suene ridículo, donde siempre brilla el sol y donde no es necesario tener una vida social.